Las camas a ras de suelo quizás sean el elemento más característico de las habitaciones infantiles según la filosofía Montessori. Este tipo de camas aportan grandes beneficios a los niños.
Beneficios de las camas a ras de suelo
El principal beneficio es la autonomía y capacidad de independencia que proporcionan. Les va a ayudar enormemente a conocer y desenvolverse en su entorno siempre de una manera segura.
El poderse subir y bajar solos, sin el riesgo a una caída, hace que mejore su capacidad motriz, e incluso, su la toma de decisiones, ya que les permite poderse acostar solos cuando lo consideran, ya sea para dormir o simplemente para descansar, y levantarse también solitos.
Incluso esta característica puede facilitar el que duerman más tranquilos, ya que no tienen el miedo a caerse como les puede pasar en una cama alta, en especial cuando se hace el paso a la misma desde la cuna.
Las camas a ras de suelo también facilitan el incorporar la cama como espacio de juego o lectura, haciendo que no sea un elemento ligado estrictamente a la noche, sino una parte más de su habitación que pueden usar cuando consideran.
En este sentido, y siguiendo las consignas relacionadas con la filosofía Montessori, puede ser un buen sitio para crearles su rincón de lectura si no se tiene más espacio, añadiendo unas estanterías cercanas a su altura y unos buenos cojines que le estimulen. De esta forma, podrán acomodarse con un cuento, tanto ellos solos como si los queremos acompañar en esa actividad.
Características de una buena cama a ras de suelo
Para que los niños tengan capacidad para aprender por ellos mismos es fundamental que adaptemos el mundo a sus necesidades y nivel de desarrollo, proporcionándoles un ambiente adecuado para ello.
Desde que el niño tiene pocos meses ya se le puede ir poniendo a dormir, por ejemplo, en las siestas, sobre una simple colchoneta. Pero una vez que decidimos que es el momento de hacer sueños más largos en la cama, o si ya queremos dejar montada la habitación, aunque no se use para dormir, lo ideal es poner una estructura.
Es fundamental que esta estructura incluya un somier, ya que va a facilitar la ventilación y mantenimiento del colchón, además de aumentar la comodidad del niño.
Siguiendo los principios de la filosofía Montessori, que animan a acercar la naturaleza a los niños y apuesta por materiales naturales y sostenibles, lo ideal es que sea de madera maciza, preferentemente ecológica, como es el caso de la madera que siempre utilizamos en Minicama para la elaboración de todos nuestros muebles.
Este aspecto cobra una mayor importancia en muebles como la cama, que son de un uso prolongado y están totalmente al nivel de las vías respiratorias.
¿Desde qué edad se puede dormir en una cama tipo Montessori o a ras del suelo?
Pues realmente se puede dejar a un bebé a dormir sobre una cama a ras de suelo desde que este tiene pocos meses. Como ya hemos mencionado anteriormente, se le puede ir dejando durante las siestas desde que tiene unos meses, o bien se puede comenzar a utilizar para hacer pequeños descansos y tener momentos de relax previos a ir a la cuna o cama con sus padres.
También habrá niños que no estén preparados hasta el año o los dos años de edad. En estos casos, lo que sí puede resultar muy positivo, sobre todo de cara a reforzar su seguridad y confianza en sí mismos, es utilizar la cama como lugar de juego o lectura. De esta forma damos libertad al niño para subir y bajar de ella con autonomía y a su antojo, de modo que la interioricen como un lugar seguro en el que acabar pasando dulces noches.
Lo importante es saber observar al niño y acompañarle en estos pasos. Sin imponer el cambio y dejándoles seguir su propio ritmo.